viernes, 25 de febrero de 2022

Sobre la situación en Ucrania

 


24-2-22. El Partido Humanista de España condena la invasión del territorio ucraniano por parte del ejército ruso. Denunciamos esta agresión del segundo ejercito más potente del mundo contra un país vecino, con el que le unen infinidad de lazos históricos, culturales y familiares, y que además es militarmente mucho más débil.

Otra vez la guerra amenaza a Europa. Otra vez los pueblos se ven atrapados y atemorizados. Amenazadas sus vidas. Truncado su futuro. Otra vez, al mismo tiempo que las balas, se han disparados los precios de las fuentes de energía (petroleo y gas). Habrá, otra vez, buitres carroñeros que alimentándose de los muertos obtendrán grandes beneficios económicos.

La OTAN, desoyendo toda llamada a la prudencia, ha continuado su afán expansionista colocando su escudo antimisiles en Polonia y Rumanía, retando así al gobierno ruso que ha manifestado su desacuerdo con esta maniobra belicista. Mientras, Ucrania, cuyo actual gobierno ha manifestado opiniones  ultranacionalistas y cercanas al fascismo, ha aplaudido estas decisiones tensando así la cuerda de sus relaciones con el vecino del Este.

Putin, por su parte, ha golpeado una y otra vez a Ucrania desde que perdió la influencia que tenía en el país a través de Azárov. Nunca ha respetado este territorio de la antigüa URSS como una nación soberana. Comenzó con la anexión de Crimea en 2014 y continúa ahora con esta invasión injustificada y brutal.

La Unión Europea, incapaz de elaborar una política exterior común y eficaz, paralizada ante la bravuconería de Estados Unidos, no ha podido en todos estos años, convertirse en un contrapeso que defienda la paz en el continente. Todo lo contrario, practica una política seguidista que alimenta los conflictos en su propia casa.

Los humanistas no somos ingenuos y sabemos que éste es solo un capítulo de la historia de confrontaciones entre Rusia y USA por el poder mundial, a la que arrastran a muchos otros países. Pero queremos dejar claro que en este momento es el gobierno de Putin quien está descargando una descomunal violencia, invadiendo un país que no suponía para ellos una amenaza ni remotamente proporcional.

 Al mismo tiempo amenaza a cualquier otro país que pudiera ayudar a Ucrania con posibles represalias nucleares. Desde hace tiempo venimos alertando a la población sobre el tema del armamento nuclear. Cuando años atrás decíamos que éste era el mayor peligro de la humanidad se nos veía como alarmistas o directamente se nos ignoraba. Esa posibilidad está ahora sobre la mesa. Bastaría con que el conflicto se extendiera a uno de los países limítrofes, miembros de la OTAN, para que una cadena de acontecimientos nos precipitara al abismo del enfrentamiento nuclear entre las dos grandes potencias. Hoy sabemos que esto sería el fin de nuestra especie.

 En esta situación queremos levantar nuestra voz: exigiendo al gobierno ruso que cese la agresión y devuelva el ejercito a sus fronteras pidiendo a nuestro gobierno y a los demás de la Unión Europea que pongan todo su empeño en la consecución de la paz

 Al tiempo, redoblaremos nuestro esfuerzo en llevar a la gente la convicción de que solo hay una opción posible: paz creciente o destrucción creciente, y de que los pueblos deben obligar a sus gobiernos a elegir bien. Desde aquí enviamos nuestro reconocimiento a los innumerables pacifistas rusos que, en el centro de ese poder dictatorial y arriesgando su vida y su libertad, están manifestándose contra la guerra.

 El pueblo español se ha manifestado en múltiples ocasiones en contra de las guerras. Nuestro país, como miembro de la OTAN, está de nuevo expuesto a entrar en un nuevo conflicto bélico. Como afirmó Silo, pensador y fundador del Nuevo Humanismo, “con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz”. Por eso, tal y como hemos incluido en todos nuestros programas electorales, el Partido Humanista pide la salida de la OTAN.

 Confiamos en que la cordura acabe imponiéndose, advirtiendo que, una vez la agresión acabe, el mundo deberá volcarse en construir una vía de no-violencia activa.

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