Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro
Aprendizaje y Atención
Existen diversos tipos de atención dependiendo del modo en que se está atendiendo al fenómeno. Así, podemos hablar de una atención simple, de una atención dividida, de una atención dirigida distensa, y también de una atención tensa. El ser humano tiende a acercarse a lo distenso placentero y alejarse de lo tenso o doloroso. La atención está mal asociada a esfuerzo, a tensión, a seriedad. Necesitamos grabar la atención con una calidad emotiva distinta. Sería deseable poder sentir, experimentar, que es “bueno y lindo para uno estar atento” sin una necesidad de obligatoriedad.
Hay un mal tratamiento del trabajo atencional en la educación, en las prácticas pedagógicas tradicionales. Pero ¿por qué sería bueno y lindo para mí estar atento? Porque si estoy en esa situación de alerta sin duda, tengo mayor conciencia, libertad interna y potencia en el pensar. La mirada es más suave, clara, interesante y crítica. Una buena disposición para el aprendizaje, una buena memoria, un aumento en la permanencia en los propósitos y, en suma, el crecimiento de la capacidad de cambio, dependen de la atención. Pero si mantener la atención nos conduce a la fatiga y su correspondiente molestia es porque no se ha grabado bien la forma de atender, que solo es agradable cuando se convierte en agradable y placentera. Por lo tanto, uno no se esforzaría por estar atento, ¡simplemente le gusta estar así!
¿Podemos intencionar otra calidad atencional? Hay posibilidad de aplicar una serie de técnicas que mejoran la capacidad atencional y la efectivizan, pero requiere del interés genuino de quien atiende y no la imposición forzada. Podemos ejercitar otra calidad atencional donde se puede tener referencia y uno no “es tomado” por las cosas o situaciones. Es en esta situación donde el ser humano puede decidir su acción, donde puede haber acción reflexiva, atención sobre lo que se está haciendo y donde no hay olvido de si mismo mientras se está haciendo cosas.
Intencionaremos hacia la atención dirigida también llamada en nuestra pedagogía: atención distensa y es la que hoy vamos a comenzar a conocer y practicar.
¿Que es la Atención?
La atención es la aptitud de la conciencia que permite observar los fenómenos internos y externos. Cuando un estímulo pasa el umbral, despierta el interés de la conciencia quedando en un campo central al que se dirige la atención. Es decir que la atención funciona por intereses, por algo que de algún modo impresiona a la conciencia, dando registro. El estímulo que despierta interés puede quedar en un campo central de atención, al que denominamos campo de presencia, que tiene que ver con la percepción. Todo lo que no aparece ligado estrictamente al objeto central se va diluyendo en la atención, acompañando sin embargo a la presencia del objeto mediante relaciones asociativas con otros objetos no presentes, pero vinculados a él. A este fenómeno atencional lo llamamos campo de copresencia y tiene que ver con la memoria.
Como mencionamos anteriormente, existen diversos tipos de atención dependiendo del modo en que se está atendiendo al fenómeno.
La atención simple es poner atención a un objeto, en dirección a los estímulos. Se produce un estímulo y la persona atiende. De una serie de estímulos atiendo a uno en particular porque la conciencia funciona por intereses. Lo de simple no significa que sea de bajo nivel. Hacer un trabajo con cuidado con atención simple puede ser de excelente calidad.
La atención dividida es aquella en la que se atiende a dos estímulos simultáneamente. Es cuando hay más de un foco atencional al mismo tiempo. Hay muchas actividades de la vida diaria que requieren este tipo de atención, en tal sentido es muy práctica.
La atención dirigida es cuando tengo la intención de no desatender. Atiendo y mientras atiendo, observo desde mi interior a qué estoy atento. Pero además es una forma de atención aperceptual (la conciencia actúa sobre los sentidos, para que vayan en una dirección u otra) en la que la actividad del pensar está ligada a registros de relajación, de auto-observación, de comprensión y de claridad interna.
La atención tensa es la que se suele usar cotidianamente, en las aulas, las que nos han enseñado y suelen convertir el aprendizaje en un proceso no grato. Es aquella que se impone y tiene el sello de lo obligatorio, lo forzado, lo que se “debe hacer” para no ser castigado, donde pa reciera que para prestar atención se requiere de una “cara de robot” o “fruncir el ceño” o una tensa postura corporal. La atención tensa esta asociada al registro de esfuerzo. La misma se da cuando la actividad del pensar está ligada a tensiones corporales de carácter muscular, por demás innecesarias al proceso atencional.
Por último podemos agregar otro tipo de atención: la atención sobre sí o conciencia de sí, se da cuando sin importar lo que se hace, no hay olvido de sí mismo. El tono afectivo es diferente. Es una forma interesante la conciencia de sí, donde se puede tener como apoyo la postura corporal, la respiración y no hay olvido de sí.
Pero ¿cómo podemos ejercitar la atención distensa? Esa atención tiene que ver con la conformación de una “especie de observador amable” de los propios procesos y movimientos internos, donde se puede tener referencia y uno no “es tomado” por las cosas o situaciones. Es en esta situación donde el ser humano puede decidir su acción, donde puede haber acción reflexiva, atención sobre lo que se está haciendo y donde es posible que no haya olvido de si mismo mientras se esta haciendo cosas.
Es posible acostumbrarse a estar en presencia de este “observador amable” de si mismo, que fortalece al sujeto y estará menos dispuesto a la influencia de los estímulos. En este caso se busca un emplazamiento consciente en una perspectiva que registra, que siente, se trata, por tanto, de una "mirada" desde adentro, con apoyo en la sensación, se realiza suavemente y con gran cariño. En realidad, es una atenta práctica sobre la propia mirada.
“Usamos la palabra “mirada” con un significado más extenso que el referido al visual. Tal vez, más correcto sería hablar de “punto de observación”. Aclarado esto, cuando decimos “mirada” podemos referirnos a un registro de observación no-visual pero que da cuenta de una representación”.
Recomendación - Si se está en este intento de “grabar” de buena manera la atención, es interesante aprovechar los buenos momentos de atención con el propósito de filiar bien el registro, para que en otros momentos sirvan de guía y referencia. También puede ayudar al sujeto a crear situaciones que le “avisen” si se ha perdido el control de la atención, a lo largo del día. Se pueden usar diversas técnicas, por ejemplo, marcar una serie de momentos que sirvan de alerta: al encontrarse el sujeto con determinadas personas, lugares, situaciones, objetos, etc. ¿Y qué pasa si se pierde la atención con divagaciones, ensueños o fantasías?, no ocurre nada, se retoma el trabajo atencional y punto. Desde nuestro punto de vista es mucho más posibilitario generar el interés, la motivación, el compromiso emotivo y con ello permitir una atención con agrado; generando el gusto por atender. Entonces, el mecanismo de la atención hay que prese ntarlo de un modo tal que los niños y jóvenes puedan sentir la necesidad esencial de utilizarla para su desarrollo. Cuando se ejercita la atención el sujeto se siente liviano, sin complicaciones, se trata simplemente, de sentirse emplazado donde se está (c onversando, leyendo, observando) y se logran registros de mayor potencia y frescura. Es preciso entonces que esta se grabe con gusto, sin forzamientos, con una emoción de agrado, con ánimo de experimentación, como si se tratara de un juego, en un ámbito de relaciones amistosas y abiertas a los demás.
Sobre el aprendizaje y la atención:
Todo aprendizaje corresponde a nuevas construcciones, nuevas conexiones neuronales, cableadas. Para instalar una “nueva forma de hacer” es preciso primero tener la intención, querer llegar allí, y después realizar las acciones con mucha atención, y repetición, para ir grabando eso que va dejando “huella” hasta que en un determinado momento se dispara esa “nueva acción” sin pensarla, se da por grabación, repetición y se logra el automatismo. Entonces se está en condiciones de liberar energía para poder llevarla a otro campo de interés de la conciencia. Por lo tanto, la experiencia de aprendizaje, es inevitablemente interna, nunca es externa, no se la puede localizar afuera. Si se liga a la acción con el aprendizaje resulta que se “aprende haciendo” y la repetición de esa acción es lo que finalmente produce el aprendizaje y posteriormente la automatización. Así hemos aprendido todas las cosas en nuestra vida, desde el hablar, caminar, andar en bicicleta, tipear en un teclado, es la experiencia repetida la que produce crecimiento en el cerebro.
Para seguir reflexionando:
Recuerdo situaciones en las que la desatención trajo consecuencias no deseadas. Recuerdo situaciones en las que he tenido registro de atención tensa. ¿Qué características tenía esa situación? ¿Cómo lo sentía? ¿Dónde lo sentía?
Recuerdo situaciones en la que he tenido registro de atención distensa. ¿Qué características tenía esa situación? ¿Cómo lo sentía? ¿Dónde lo sentía?
Recuerdo situaciones en las que he registrado la posibilidad de intencionar la distensión. ¿En qué me apoyé?
Imagino situaciones en el ámbito educativo en donde pueda dar referencia del mecanismo atencional distenso para una buena grabación.
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