En primer lugar intercambiamos sobre el tema de lo que es ser voluntario y su significado interno, leimos la charla El Voluntario, que se transcribe abajo, y luego cada uno explicó cual era su experiencia al respecto.
Después valoramos como han ido las actividades, el martes pusimos la carpa y las pancartas y la acogida fue muy buena. Tambien hemos comenzado dejar materiales y hojas de firmas en comercios cercanos al local, com muy buena respuesta. Cristian y Lily comentaron su experiencia con la recogida de firmas que hicieron en su medio inmediato
Nos proponemos llegar a 1000 firmas el proximo mes y hacer una primera entrega en el Defensor del Pueblo, del Menor y en la Consejería de Educación. Roberto ha escrito y propone que se pueda habilitar una firma electrónica.
Tambien el logo de la red esperamos que este la proxima semana, lo está preparando Luisa.
Acordamos continuar poniendo la carpa en Oporto los martes y seguir repartiendo en los comercios los folletos y esperamos que la proxima semana concretemos mas la actividad de apoyo en los colegios Uriguay y Haiti.
El
voluntario
México D.F., 11 de
octubre de 1980
Comentarios (en un
intervalo) ante un grupo de estudios
Al parecer, muchas personas
que actúan en nuestro Movimiento tienen antecedentes. Vienen con unos ciertos
antecedentes de voluntariedad, no de voluntarismo, que es cosa distinta.
Aparentemente, hay muchos asistentes sociales, enfermeras, maestros, gentes que
si bien desarrollan actividad, y actividad remunerada, parece que en la remuneración
que reciben por su trabajo de ningún modo se sienten compensados. Y es cierto
que si les pagan mal van a protestar más que los otros para que les paguen
mejor, pero la orientación básica de sus actividades no termina en ellos sino
que va hacia afuera; luego vendrá, por problemas cotidianos y demás, la
necesidad de ser remunerados y todo esto. Desde luego, ¡porque no se van a
mover en el aire! Pero esas personas que aunque les paguen mal tienen esa
fuerte tendencia a andar enseñando cosas, ¿qué quieren decirnos? Estos otros
que andan de asistentes sociales, estos otros que andan desarrollando actividad
y no se ve claro qué ganan con eso. Parece que en nuestro Movimiento hay muchas
personas que tienen antecedentes de ese tipo... El que organizó su club de
barrio, el que cuando era un chico armó un equipo de algo... Vienen a nuestro
Movimiento y muchos de ellos son los que ponen todo en marcha. Otros no. Otros
vienen en otras condiciones y buscando otras cosas, pero después entienden el
significado de estos trabajos y, a su vez, parten. Así es que son muchos los
que se ponen en marcha tomando de nuestro trabajo un sentido y tomando una
justificación interna. Se ponen en marcha un poco en la tendencia que ya tenían
y un poco también utilizando la experiencia de cosas que habían hecho antes. Se
lo puede observar, hay muchos ejemplos. No sé cómo será acá, pero en todos
lados del mundo numerosos amigos tienen esas características y coinciden, en
general, con los que ponen en marcha cosas. Tienen en su biografía antecedentes
de ese tipo.
Pero, ¿por qué algunas personas
hacen cosas trascendiendo el rebote inmediato de su acción desinteresada? ¿Qué
es esto? ¿Qué es lo que hacen con su cabeza para moverse de un modo tan
extraño? Desde el punto de vista de las sociedades consumistas, ésa es una
forma atípica de moverse. Todo aquel que ha nacido, se ha educado, se ha
desarrollado, ha recibido el impacto y la difusión de una estructura
consumista, necesariamente tiende a ver el mundo en sentido de nutrición
personal. A ver si me explico. Yo soy un consumidor, luego tengo que tragarme
las cosas. Yo soy una suerte de gran buche que debe ser llenado. De ninguna
manera en mi cabeza surge la idea o el registro de que algo debe salir de mí.
Al revés, yo puedo decir: “Bastante sale de mí como para tener derecho a esos
bienes de consumo, o acaso no trabajo tantas horas en la oficina, no cambio mi
tiempo que debería estar dedicado exclusivamente al consumo, no pago con mi
tiempo todo ese tiempo que dejo de consumir para trabajar en el sistema?”
Efectivamente y está bien planteado. Él, a su modo, cambia horas de trabajo,
horas-hombre, por remuneración. ¿No es cierto? ¿Pero dónde está puesto el
acento? Él no pone el acento en la actividad que despliega frente al mundo. Él
considera esto un mal necesario para que el circuito termine en sí mismo. Así
están montados los sistemas de un signo y otro signo. La cosa es la misma: el
consumidor.
La población se está poniendo
neurótica. Lógicamente, porque hay un circuito de entrada y otro de salida. Y
si cercenamos el circuito de salida, va a haber problemas. Pero bueno, el hecho
es que la generalidad de las personas están en esta historia de recibir, y al
cundir la ideología del recibir no se explican, las gentes, cómo pueden haber
otros que simplemente pueden hacer cosas sin recibir. Desde el punto de vista
de la ideología consumista, esto es extremadamente sospechoso. ¿Por qué motivo
alguien se va a mover sin recibir una paga equivalente? Esa sospecha, en
realidad, lo que revela es un pésimo conocimiento del ser humano, porque ellos
han comprendido la utilidad en términos de dinero y no saben que existe la
utilidad vital, la utilidad psicológica. No falta el que con un elevado nivel
de vida (que tenga solucionados los problemas laborales, los problemas
sanitarios, los problemas de vejez, los problemas de jubilación), se nos tira
por la ventana, o vive todo el día alcoholizado, o drogado, o en una de esas
asesina a su vecino.
Nosotros reivindicamos
públicamente algo que está desprestigiado. Reivindicamos al que salta de su
cama porque se está incendiando una casa próxima. Él, rápidamente se pone la
ropa, se pone su casco, sale corriendo, va a apagar el incendio y cuando vuelve
(a las seis de la mañana: lleno de humo, chamuscado, con heridas), su mujercita
del alma le tira los platos en la cara, diciendo: “¿Cuánto te pagan por eso?
¡Vas a llegar tarde a tu trabajo y vas a crearnos un problema y una situación
familiar por tus rarezas!”. Y cuando va por la calle, lo señalarán diciendo:
“Sí, ése es el bombero voluntario”. Una suerte de idiota frente a otros que al
sentirse tan a gusto consigo mismos, se tiran por la ventana. Normalmente, los
bomberos voluntarios no se tiran por la ventana. Es decir que ellos, a su modo,
empíricamente, han encontrado una forma de aplicación de la energía hacia el
mundo. Ellos no solo han podido lanzarse catárticamente a ciertas actividades
(también los otros pueden hacerlo a través del deporte, a través de la
confrontación, a través de muchísimas operaciones), sino que pueden hacer algo
más. Ellos pueden, a diferencia de los otros, hacer algo mucho más importante:
poner un significado interno en el mundo. Y en ese caso cumplen con una función
empíricamente “transferencial”. Están componiendo contenidos que parten de ellos
hacia el mundo y no están respondiendo a estímulos convencionales. Es muy
distinto el que está obligado a hacer determinadas cosas y por hacerlas luego
es remunerado, que este otro que parte de su mundo interno hacia el mundo
externo y en él se expresa. En él, voluntariamente, plasma contenidos que no
están nada claros para sí mismo y, a veces, trata de comprenderlos con palabras
como “solidaridad”, sin entender cuál es el significado profundo de tal
vocablo. Es más: este pobre voluntario (cada vez que llega a su casa le tiran
los platos y se mofan), va a terminar pensando que él, efectivamente, es una
suerte de estúpido y va a concluir: “Siempre me pasa a mí esto”. Ni qué hablar
si en vez de un voluntario se trata de una voluntaria. En esta sociedad, la cosa
es mucho más grave todavía.
Al final, estos voluntarios
terminan humillados y asimilados por el sistema porque a ellos nadie les ha
explicado cómo es todo esto. Ellos saben que son distintos a los demás, pero no
pueden darse explicaciones sobre lo que hacen. Y si los tomamos y les decimos:
“Bueno, a ver, expliquen qué ganan ustedes”, van a balbucear y a encojerse de
hombros como si tuvieran que ocultar algo vergonzoso. Nadie los ha clarificado,
nadie les ha dado las herramientas suficientes para explicarse y explicar por
qué ese enorme potencial que tienen lo vuelcan hacia el mundo sin esperar
retribución. Y eso, desde luego, es muy extraordinario.